La inercia térmica de los océanos y las respuestas lentas de otros efectos indirectos implican que el clima puede tardar siglos o más para modificarse a los cambios forzados. Estudios de compromiso climático indican que incluso si los gases de invernadero se estabilizaran en niveles del año 2000, aún ocurriría un calentamiento adicional de aproximadamente 0,5 °C. La temperatura global está sujeta a fluctuaciones de corto plazo que se superponen a las tendencias de largo plazo y pueden enmascararlas temporalmente. La relativa estabilidad de la temperatura superficial en 2002-2009, periodo bautizado como el hiato en el calentamiento global por los medios de comunicación y algunos científicos, es coherente con tal incidente. Actualizaciones realizadas en 2015 para considerar diferentes métodos de medición de las temperaturas oceánicas superficiales muestran una tendencia positiva durante la última década.
La inercia térmica de los océanos
y las respuestas lentas de otros efectos indirectos implican que el clima puede
tardar siglos o más para modificarse a los cambios forzados. Estudios de
compromiso climático indican que incluso si los gases de invernadero se
estabilizaran en niveles del año 2000, aún ocurriría un calentamiento adicional
de aproximadamente 0,5 °C. La temperatura global está sujeta a fluctuaciones de
corto plazo que se superponen a las tendencias de largo plazo y pueden
enmascararlas temporalmente. La relativa estabilidad de la temperatura
superficial en 2002-2009, periodo bautizado como el hiato en el calentamiento
global por los medios de comunicación y algunos científicos, es coherente con
tal incidente. Actualizaciones realizadas en 2015 para considerar diferentes
métodos de medición de las temperaturas oceánicas superficiales muestran una
tendencia positiva durante la última década.
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