viernes, 24 de junio de 2016

¿QUIERES HACER ALGO PARA DETENER EL CALENTAMIENTO GLOBAL DEL PLANETA?




1.- Cambia un foco normal por uno de luz fluorescente (ahorrador).


2.- Maneja menos, camina, usa bicicleta o transporte público más seguro.


3.- Recicla más, lleva bolsas o recipientes cuando vayas a comprar (tiramos demasiadas bolsas a la basura), separa las botellas desechablse, el plástico, el vidrio, el cartón y el periodico de la basura orgánica (restos de comida), así los recolectores la llevan a reciblar y evitamos que abran las bolsas y nuestras calles se llenen de basura.



4.- Revisa las llantas de tu automóvil, si están dibidamente infladas puede aumentar el rendimiento de cada galón de gasolina en un 3%.


5.- Usa menos agua calinete, calentar agua requiere de mucha energía. lava tu ropa con agua fria, en la temporada primavera-verano no se requiere agua muy caliente para bañarse.



6.- Usa menos aire acondicionado


7.- Siembra un árbol, puede absoreber una tonelada de dioxido de carbono.


8.- Apaga, cuando no los estes usando: el televisor, el dvd, radio, estereo, focos o la computadora.


9.- Vigila y exige a las autoridades correspondientes que el transporte público no contamine, denuncia a través de la radio.


Soluciones contra el calentamiento global




Las pruebas de que los seres humanos estamos provocando el calentamiento global son concluyentes, pero la cuestión de qué se puede hacer al respecto sigue creando polémica. La economía, la sociología y la política son factores importantes a tener en cuenta a la hora de planificar el futuro.

Incluso si dejásemos de emitir gases invernadero (GEI) hoy mismo, la temperatura de la Tierra aún subiría algo más de medio grado centígrado. Aún así, lo que se haga a partir de ahora supone una gran diferencia. Dependiendo de las opciones que tomemos, los científicos prevén que la temperatura de la Tierra podría aumentar al final tan sólo cerca de 1,5 o incluso hasta 5.

Un objetivo que se suele citar al respecto es el de estabilizar las concentraciones de GEI en unas 450-550 partes por millón (ppm), o alrededor del doble de los niveles preindustriales. Se considera generalmente que de ese modo se podrían evitar los efectos más dañinos del cambio climático. Las concentraciones actuales rondan las 380 ppm, lo que significa que no hay mucho tiempo que perder. Según el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), deberíamos reducir las emisiones de GEI entre un 50% y un 80% de lo que llevan camino de ser durante el próximo siglo si queremos alcanzar los niveles mencionados.

¿Es esto posible?

Muchos ciudadanos y gobiernos están trabajando intensamente para reducir los gases de efecto invernadero, y todo el mundo puede contribuir.

Los investigadores Stephen Pacala y Robert Socolow, de la Universidad de Princeton, sugieren un enfoque al que denominan “sectores de estabilización”, que supone la reducción de las emisiones de GEI por parte de una cierta cantidad de fuentes mediante las tecnologías que surjan durante las próximas décadas, en lugar de depender de que esta reducción provenga de un sólo sector. Proponen 7 sectores que podrían rebajar su nivel de emisiones, y que, conjuntamente, podrían mantener este nivel tal y como está en la actualidad durante los próximos 50 años, lo que nos colocaría camino de estabilizarnos en unas 500 ppm. 

Existen muchos sectores posibles, entre los que se incluyen mejoras en la eficiencia energética y en economía de combustible (de forma que se tenga que producir menos energía), y aumentos en energía solar y eólica, en el hidrógeno producido mediante fuentes renovables, en biocombustibles (obtenidos de los cultivos), en gas natural y en energía nuclear. También existe la posibilidad de recoger el dióxido de carbono que emiten los combustibles fósiles y almacenarlo bajo tierra, proceso denominado “secuestro de carbono”.

Además de reducir los gases que enviamos a la atmósfera, podemos también aumentar la cantidad de gases que quitamos de la atmósfera. Las plantas y los árboles absorben CO2 a medida que crecen, con lo que “secuestran” carbono de forma natural. Un aumento de áreas boscosas y la aplicación de ciertos cambios en la agricultura podrían incrementar la cantidad de carbono que almacenamos.

Algunas de estas tecnologías presentan inconvenientes, y las diferentes comunidades tomarán medidas diferentes sobre cómo obtener la energía, pero la Buena noticia es que existe una gran variedad de opciones para que nos dirijamos a la consecución de un clima estable.

El "cráter del fin del mundo" es prueba del cambio climático



Moscú (EFE). El conocido como "cráter del fin del mundo" que se formó en el norte de Siberia y cuya imagen ha atraído más de 9 millones de visitas en YouTube no es único y es un fenómeno natural que corrobora el cambio climático, según los científicos.

"El cráter confirma que el cambio climático es real. Lo extraordinario es que este fenómeno a toda vista natural haya ocurrido en un espacio de tiempo tan corto, ante nuestros ojos", aseguró a Efe Leonid Rijvanov, doctor en Geología por la Universidad de Tomsk(Siberia).


Normalmente, los fenómenos geológicos son resultado de procesos de cientos o miles de años, pero los "agujeros negros", como también son conocidos los cráteres aparecidos en la península de Yamal, que significa "Fin de la Tierra" en lengua aborigen, son relativamente recientes.

"Son consecuencia directa del calentamiento de nuestro planeta que está provocando que se derritan los hielo perpetuos que cubren la tundra siberiana. Aunque no es algo catastrófico, ya que Siberia es un lugar muy sensible a los cambios", apunta.

Rijvanov recuerda que el hielo contiene gas y cuando se reduce el espesor de la superficie helada, ese gas sale disparado como si se tratara de fumarolas en las zonas volcánicas y crea esos agujeros con formas tan ideales, que parecen hechas por el hombre, por extraterrestres o un meteorito, como se comenta en las redes sociales.

El famoso cráter, que se encuentra a unos 30 kilómetros de la localidad Bovanenkovo, ha cautivado a expertos y neófitos por su tamaño -más de 60 metros de diámetro y 20 de grosor en su boca, por lo que se podría acceder en helicóptero- y por el hecho de que, por el momento, es imposible ver el fondo.

El hecho de que cerca del agujero se encuentre uno de los mayores yacimientos de petróleo y gas de Rusia, y que su operador sea el gigante Gazprom inquietó a los ecologistas, pero el paso de los días parece haber calmado los ánimos de los más catastrofistas.

Uno de los primeros en llegar a la zona en helicóptero el 17 de julio fue la geóloga Marina Leibman de la Academia de Ciencias de Rusia, que quedó "impresionada" con la perfección del cráter, que ella describió más como "una cuba".

"No hay rastro de algo que hubiera podido caer del cielo o de una explosión. Lo que vimos alrededor es una tundra absolutamente virgen. No vimos señales de presencia humana, ni basura y ni siquiera rastros de pastores de renos", dijo.

Acercarse era peligroso, ya que el hielo que forma los bordes del cráter se derrite continuamente y la superficie colindante es extremadamente resbaladiza, según relata.

Un operador que le acompañaba acertó a arriar con la ayuda de una cuerda una vídeo cámara, pero tras 50 metros de descenso ni siquiera había alcanzado el fondo del agujero, que supuestamente está cubierto de agua.

"De manera preliminar, se puede decir que en el cráter hay una concentración más alta de lo normal de metano, pero en un máximo de un 9,8%, por lo que es muy inflamable. Y los niveles de radiación también eran normales", indicó.

En cuanto a las hipótesis, Leibman descarta terminantemente que el agujero fuera provocado por un río subterráneo y vincula el fenómeno con el calentamiento de los últimos años, en particular en el 2012.

"El calentamiento pudo haber provocado la liberación de mayores volúmenes de gas. Los cambios de temperatura en la superficie terrestre no están sincronizados con los del aire", precisa.

La científica cree que cuando esa capa de 80% de hielo perpetuo estuvo más cerca de la superficie de lo habitual debido al calentamiento es cuando se produjo ese intrigante agujero.

"Como la superficie es casi impermeable, la presión del gas aumentó y en esa situación pudo haber ocurrido un escape", asegura.

Los expertos recuerdan que la temperatura del hielo perpetuo siberiano es de unos 10 grados bajo cero, mientras el gas está a unos 30 grados centígrados, por lo que esa parece la versión más factible del fenómeno aparentemente de ciencia ficción.

COP20: ¿Cómo puede ayudar la tecnología al cambio climático?

La cuestión aquí no es si llega Leonardo o si Enma se desanimó en venir: esto va más allá de caras bonitas preocupadas por los arbolitos. Pasa por el hecho de que estamos pagando nuestras culpas y toda la tecnología que hemos creado para “vivir mejor” está, desde hace doscientos años, destruyendo de a pocos nuestro ecosistema. Solo nos queda valernos de la misma tecnología para revertir esta situación. Así de simple.





“Estamos ante una carrera de tecnologías, donde las del siglo pasado, basadas en combustibles fósiles, ya son obsoletas y por eso los países más avanzados están desarrollando nuevas tecnologías limpias” destacó la secretaria de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC), Christiana Figueres, ni bien se inició esta semana la COP20 (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), una reunión que busca crear un acuerdo mundial sobre el tema. 

COP20 busca enmendar la plana para evitar que la temperatura promedio del planeta, que hoy es de 15°C, suba dos grados más para el 2050. De no lograrlo se perjudica no solo a las “plantitas” sino que la viabilidad de la vida de nuestros nietos está en juego. La ciencia es la llamada a dar los pasos para el cambio, tal como ya viene intentando en el mundo entero.

Sonia González, bióloga y directora de investigación en el Minan (Ministerio del Ambiente) afirma que se parte de la misma ciencia para observar la realidad y estudiarla de manera integral, incluyendo aspectos tecnológicos ligados a la innovación con políticas socioeconómicas. Son los mismos científicos quienes se sienten en el rol de comunicadores y han recomendado en la COP20 que se haga un trabajo colaborativo entre investigadores del mundo entero para aliarse en las búsquedas de soluciones, para lo cual deberán involucrar tanto a los Gobiernos como a los privados dueños de las culposas fábricas.

Si vivimos en un mundo lleno de dispositivos que nos permiten intercambiar información al instante, lo lógico, según los científicos, es que las investigaciones aprovechen eso y armen redes en donde el trabajo sea colaborativo, al estilo Wikipedia. Ya no se trata de competir por ver quién descubre primero la patente y guardar bajo llave todas las premisas, sino de armar grupos mundiales en donde todos compartan millones de datos para ayudarse a la hora de buscar soluciones. 

González comenta que ante todo se trata de observar la realidad, medir lo que sucede en todas partes, para compartir la data, analizarla y juntos buscar soluciones tanto en el mundo de la diversidad biológica como de las actividades extractivas. 

El físico nuclear Modesto Montoya nos recuerda que el origen de los problemas es la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y por eso en el mundo se están intensificando las investigaciones en energía nuclear segura, uso de celdas solares, combustible en base a hidrógeno, etc. “En el Perú, nos limitamos a comprar los frutos de esas investigaciones. Aquí los productos para ahorrar energía y reducir el CO2 son todos importados. No pensamos que el Perú tenga que hacer de todo, pero sí escoger una parte de la cadena tecnológica para participar con innovación”, resalta. 

Montoya lamenta que nos falte una política para repatriar investigadores. El premio Nobel 2014 de física fue otorgado a un proyecto que reduce el consumo energético, y un peruano, Fernando Ponce (colega del equipo de los ganadores) también investiga sobre materiales sólidos emisores de luz con bajo consumo energético en Arizona State University. Pero no hay forma de pagarle acá lo que gana allá. Ni hay equipos locales para enlazarlos a él en una red, tal como sucede en México o Brasil, en donde sí hay redes de científicos trabajando en estos tópicos.

Científicos proponen enfriar el planeta de manera artificial

La geoingeniería surge como la alternativa para combatir el cambio climático, pero se desconocen sus verdaderos efectos



Algunos científicos estudian métodos para manipular el clima de la Tierra como si fuera un termostato, con la idea de que se podría revertir el calentamiento global con una reducción artificial de latemperatura del planeta.

Ese es el controvertido objetivo de la geoingeniería, que estudia cómo enfriar el planeta con métodos como generar cierto tipo de nubes que reflejen más la luz solar o arrojar partículas de sulfato en la estratosfera para bloquear los rayos solares.

Mientras que algunas voces piden tener en cuenta esta tecnología, otras advierten de que la geoingeniería nunca se ha probado, puede tener resultados imprevisibles y distrae de la verdadera solución alcambio climático: reducir los gases de efecto invernadero.

Según los críticos, es como un medicamento que reduciría los síntomas, pero no las causas, de la fiebre que acalora al planeta.

Este técnica está inspirada en la reducción de las temperaturasglobales, alrededor de medio grado centígrado, tras la erupción en 1991 del volcán Pinatubo (Filipinas), que arrojó a la atmósferatoneladas de gases.

Ken Caldeira, de la universidad de Stanford (EE.UU.), es uno de los pioneros mundiales en geoingeniería, y aunque en sus estudios dedicados a la materia concluye que estos métodos enfriarían el planeta, es un fuerte opositor a emplearlos.

Caldeira espera que nunca se apliquen los modelos que estudia y los ve únicamente como opciones de urgencia ante una potencial situación catastrófica, explicó durante la reunión de la Unión Europea de Geociencias, que concluye mañana.

"Está claro que los riesgos son elevados, el mundo real es más complicado que los modelos climáticos que manejamos, y no podemos estar seguros de lo que pasaría", sostiene.

Para él, la única forma de luchar contra el cambio climático es reducir los gases de efecto invernadero, pero en caso de que el mundo se enfrentase a una situación límite, el método más rápido de enfriar el planeta sería emitir aerosoles a la estratosfera.

"Cambiar de sistema energético lleva alrededor de medio siglo, e incluso entonces no enfriaría el planeta sino que evitaría que siguiera calentándose", recuerda.

"En algún momento en el futuro podría tener sentido utilizarlo, pero espero que no lleguemos a esa situación", confía.

Caldeira recuerda que otros científicos abogan por utilizar ya estas tecnologías en lugar de esperar a una situación de crisis. "Dicen: ¿por qué esperar a que surja una crisis? ¿por qué no usarlo antes? Para mí los riesgos son demasiado altos", expone.

Los costos de esta nueva tecnología

El uso de esta tecnología es además tan barato que cualquier país tendría acceso, expone Caldeira, y recuerda que su efecto es global.

Según sus estudios, aunque la temperatura de la Tierra en conjunto bajaría, en algunas regiones se podrían trastocar ciertos ciclos, como en los trópicos, con reducción de las precipitaciones.

La geoingeniería es objeto de un intenso debate, con numerosos estudios apuntando a que se desconocen sus efectos profundos.

Una investigación presentada en este encuentro en Viena advierte de las "incertidumbres" que generaría utilizar esos aerosoles, ya que llevarían "a un estado climático completamente nuevo".

Así, según Hannele Korhonen, del Instituto de Meteorología de Finlandia, si se produjese una gran erupción volcánica mientras esa técnica de geoingeniería estuviese activa es "probable" que en amplias partes de Europa, América del Norte y la Antártica aumentara la temperatura en hasta 1,5 grados centígrados.

"Existen grandes incertidumbres sobre la viabilidad y el impacto climático" de la geoingeniería, resumió Korhonen.

Aumento de temperaturas en la Tierra será peor de lo esperado


Estudio indica que las proyecciones hechas hasta ahora "han subestimado las importantes contribuciones de las nubes"


WASHINGTON. Un nuevo estudio publicado en la revista "Science" sugiere que el aumento de las temperaturas en la Tierra durante los próximos años será incluso peor de lo esperado, ya que -según los investigadores- hasta ahora no se ha tenido suficientemente en cuenta el papel clave que juegan las nubes.



El estudio llevado a cabo conjuntamente por dos investigadores de la Universidad de Yale (EE.UU.) y uno de un laboratorio californiano parte de la premisa de que la mayoría de modelos que tratan de predecir el aumento de las temperaturas inducido por la actividad humana "han subestimado las importantes contribuciones de las nubes".

"Los modelos de clima global que tratan de predecir los aumentos medios de temperatura deben conocer cómo la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera afecta a las temperaturas atmosféricas, ya que cuanto mayor sea esta, el calentamiento causado por el dióxido de carbono será también mayor", apuntó el estudio.

Para tratar de ajustar mejor sus predicciones, los investigadores Ivy Tan, Trude Storelvmo (ambos de Yale) y Mark D. Zelinka (del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de California) recurrieron a datos de la NASA sobre las nubes y su composición química.

Teniendo en cuenta estos nuevos datos, su modelo determinó que la "sensitividad de equilibrio climático", que relaciona la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera con su efecto sobre las temperaturas atmosféricas, es de entre 5 y 5,3 grados centígrados.

Estudios anteriores que no contemplaban el papel que juegan las nubes y su composición química situaban la "sensitividad de equilibrio climático" entre 2 y 4,6 grados centígrados.

El año pasado se cerró con la aprobación en París de un acuerdo histórico y ambicioso contra el cambio climático, en el que 195 países y la Unión Europea (UE) se comprometieron a avanzar juntos hacia una economía baja en carbono.

El primer pacto universal contra el calentamiento, que ha costado dos décadas de cumbres del clima y celebró su recta final entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en la capital francesa, aspira a limitar por debajo de los 2 grados el aumento de la temperatura media a finales de siglo respecto a los valores preindustriales. 

Cambio climático amenaza destinos turísticos emblemáticos

Un informe de la Unesco señala que las condiciones extremas del clima están elevando el riesgo en zonas emblemáticas


Las condiciones de clima extremo se están convirtiendo en el principal riesgo para lugares de enorme valor patrimonial como la Isla de Pascua, las Islas Galápagos o Stonehenge, lo que representa una amenaza para el turismo y la economía, según anunciaron expertos de las Naciones Unidas.



Las naciones en desarrollo como Nepal, que alberga al Monte Everest, y Uganda, hasta donde viajan los turistas para ver gorilas, se verán particularmente perjudicadas porque dependen de los ingresos del turismo en mayor medida que los países ricos, dijeron expertos en un reporte.

"Para ellos se trata de ingresos muy importantes. Es un factor de impulso económico contar con un sitio considerado como patrimonio de la humanidad", dijo Adam Markham, autor principal del reporte y subdirector de la Unión de Científicos Preocupados (UCP), a la Fundación Thomson Reuters.

"Si los atributos que atraen a los turistas hasta esos lugares resultan dañados por el cambio climático, eso podría generar un enorme revés para las economías que viven del turismo", sostuvo en una entrevista telefónica. El turismo es uno de los sectores de más rápido crecimiento, al generar el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y proveer 1 de cada 11 empleos, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), al programa de medioambiente de la ONU y a la UCP.

Aunque una gestión inadecuada puede en sí misma provocar graves perjuicios a los sitios patrimoniales, el cambio climático multiplica los riesgos para estos destinos porque sus atributos principales pueden verse deteriorados, indicaron.

"Algunas estatuas de la Isla de Pascua están en riesgo de quedar destruidas por el mar debido a la erosión en las costas", dijo Markham en un comunicado, en referencia a la famosa isla chilena situada en la Polinesia. "Muchos de los arrecifes de corales más importantes, como el de la islas de Nueva Caledonia en el Pacífico occidental, han sufrido daños sin precedentes vinculados al cambio climáticos este año. El cambio climático podría ocasionar finalmente que estos lugares pierdan su estatus como Patrimonio de la Humanidad", declaró.

El reporte analizó 31 sitios naturales y culturales declarados Patrimonio de la Humanidad en 29 países, incluyendo el puerto colombiano de Cartagena, la ciudad vietnamita de Hoi An y las Islas Galápagos en Ecuador, que están bajo amenaza por eventos de clima extremo como el aumento de las temperaturas, del nivel del mar y de las sequías.

Los expertos añadieron que para mantener los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad es esencial cumplir con los objetivos de evitar un aumento del promedio de la temperatura global mayor a 2 grados centígrados, tal como fue acordado por los líderes mundiales que asistieron a una cumbre sobre medio ambiente en París en diciembre pasado.

Calentamiento global: quedan solo dos grados para una catástrofe en la Tierra

El clima en nuestro planeta se sitúa cerca de un punto de no retorno y la década actual puede ser decisiva para su destino, afirmaron en Londres los científicos de la conferencia 'Planeta bajo presión'.



El clima en nuestro planeta se sitúa cerca de un punto de no retorno y la década actual puede ser decisiva para su destino, afirmaron en Londres los científicos de la conferencia 'Planeta bajo presión'.


"Estamos al borde de grandes cambios", dijo Will Steffen, director de la Universidad Nacional de Australia, sobre el cambio climático. "Si no conseguimos mantener el aumento de temperatura en el nivel de dos grados, vamos a cruzar el umbral más allá del cual el sistema estará en un estado más caliente".


El énfasis principal se puso sobre el impacto del cambio climático, si se mantienen los índices y dinámica actuales.


Las estimaciones preliminares indican que si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en los niveles actuales, para el año 2100 latemperatura media se elevará en 6 grados centígrados.




Y es probable que la "respuesta" de nuestro planeta no sea lineal, sino catastrófica, por lo que volver a las condiciones actuales, simplemente reduciendo la concentración de gases de efecto invernadero, no se logrará. Los cambios catastróficos pueden ser causados por dos factores: el derretimiento de los glaciares y la desaparición de los bosques tropicales.

Los glaciares están frenando el ritmo de calentamiento del planeta, pero su número disminuye rápidamente: a unos 200 kilómetros cúbicos anuales. Como medidas necesarias los científicos proponen el rechazo de plantas de energía y la introducción de tecnologías que capturen el dióxido de carbono en la Tierra.

"El ritmo alarmante del cambio climático no tiene precedentes"

"Nuestro planeta está enviando un poderoso mensaje a los líderes mundiales para que firmen y apliquen el Acuerdo de París sobre cambio climático", indica un informe de la Organización Meteorológica Mundial.



En enero y en febrero de 2016 se han visto superados los récords de temperaturas máximas, declaró este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM), advirtiendo que el cambio climático avanza a un ritmo "sin precedentes". 

"El futuro está sucediendo ahora", afirma la agencia. "El ritmo alarmante del cambio climático que estamos observando como resultado de la emisión de gases de efecto invernadero no tiene precedentes en los registros modernos", ha advertido el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

"Nuestro planeta está enviando un poderoso mensaje a los líderes mundiales para que firmen y apliquen el Acuerdo de París sobre cambio climático y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero ahora, antes de que alcancemos un punto irreversible", sostiene Taalas.

Según el informe de la OMM, el año 2015 pasó a la historia por sus registros de temperatura máximas sin precedentes, intensas olas de calor, lluvias, devastadoras sequías y la actividad inusual de los ciclones tropicales.

Se registraron temperaturas máximas en muchos países como Rusia, China, Estonia, Finlandia y España; mientras que otros países, como Alemania, Francia y Hungría experimentaron su segundo o tercer año más cálido.

¿Más cerca del apocalipsis?: El calentamiento de la Tierra se aproxima al umbral de los 1,5 grados

La comunidad internacional tendrá que llevar a cabo reducciones más drásticas de las emisiones de gases invernaderos para cumplir con las metas del Acuerdo de París.


El Acuerdo de París sobre el cambio climático, firmado por 174 países y la Unión Europea la semana pasada, se ha marcado como uno de sus objetivos la limitación del calentamiento global a 1,5 centígrados por encima del nivel previo a la Revolución Industrial.

Un estudio de la organización científica Climate Central ha constatado que el aumento de la temperatura media global durante el primer trimestre del año fue de 1,48 grados centígrados.

En concreto, el pasado mes de febrero se produjo el mayor incremento de la temperatura media mundial desde que hay registros: 1,55 grados centígrados. En marzo la media se elevó hasta los 1,5 grados centígrados y en enero se situó en los 1,4 grados centígrados por encima del nivel preindustrial. El estudio se basa en datos proporcionados por la NASA y la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.).

Un comienzo de año como este no obliga a pensar que el mundo haya fracasado a la hora de cumplir con las metas del Acuerdo de París. Es poco probable que en su conjunto 2016 exceda en 1,5 grados la media registrada entre 1881 y 1910, el período de referencia más temprano cuyos datos se consideran fiables.


Pero si los niveles actuales de emisiones se mantienen, sobrepasaremos el umbral anual de 1,5 grados dentro de entre 10 y 15 años, señala la organización.

El primer trimestre del 2016 ha supuesto un hito simbólico notable, acentúa Climate Central, al igual que cuando en 2013 el mundo superó por primera vez el límite de las 400 partículas por millón de dióxido de carbono en la atmósfera.

La organización advierte que los primeros tres meses de 2016 constituyen un claro mensaje sobre la peligrosa dirección en la que se mueve el mundo.

¿Cómo afecta el calentamiento global a la salud?


Proyecciones prevén aumentos de problemas de desnutrición y enfermedades respiratorias.



Hace apenas unas semanas la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una advertencia preocupante: “El cambio climático representa la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI”.

El mensaje no pasó inadvertido, toda vez que muchos tienden a pensar que las implicaciones del cambio climático se restringen exclusivamente a lo ambiental.



Al respecto, Gilma Mantilla, profesora del departamento de medicina preventiva y social de la Universidad Javeriana, sostiene que hay evidencia científica que señala que la variabilidad y el cambio climático constituyen un riesgo importante para la salud de las personas.


De acuerdo con Mantilla, tales riesgos se producen directamente por la variabilidad de la temperatura, las lluvias, la ocurrencia de olas de calor o frío, las inundaciones, las sequías y los incendios.

“Indirectamente, la salud puede ser alterada por trastornos ecológicos provocados por la variabilidad y el cambio climático; por ejemplo, las malas cosechas, la distribución espacial de vectores a regiones donde antes no existían o desplazamiento de poblaciones debido a eventos de clima asociados con excesos o defectos en la precipitación como inundaciones o sequías prolongadas”, considera la docente.

Estos efectos no se dan en forma igual en la población sino que son modificados por varios factores, como la situación socioeconómica de las comunidades, su situación de salud y su nivel de adaptación.

La variabilidad del clima también puede afectar la distribución de los contaminantes químicos en el agua, por la intensificación de los impactos de ciclos de sequías o inundaciones, en medio de fenómenos del Niño o de la Niña, lo que aumenta el riesgo de aparición de efectos mediados por la contaminación o falta de agua.

La disminución del líquido puede incrementar la contaminación de alimentos por déficits higiénicos, mala disposición de aguas residuales y las limitaciones energéticas conllevan carencias en procesos de refrigeración y conservación de alimentos.

La investigadora destaca que los eventos de lluvias intensas durante estaciones secas preceden aumentos en el tamaño y distribución de las poblaciones de mosquitos y causan, además, contaminación biológica del agua potable y un mayor riesgo de aparición de las enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y la malaria.

Felipe Guhl, director del Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical Cimpat, de la Universidad de los Andes, asegura que se ha demostrado que el aumento de la temperatura efectivamente impacta la transmisión de enfermedades por vectores como el dengue, el chikunguña y el zika.

“Con el vector que transmite estas enfermedades, el Aedes aegypti, experimentalmente se ha demostrado que, en la medida en que aumenta la temperatura, el estadio del desarrollo del insecto se acelera significativamente, su ciclo de vida es más corto y hay mayor transmisión”, explica el investigador.

Prueba del cambio, según Guhl, es que anteriormente el Aedes estaba restringido a ciertas áreas rurales y hoy está ‘urbanizado’, con la complicación de que el dengue es un problema realmente serio, más en países como Colombia donde existen los cuatro serotipos y el hemorrágico, que es agresivo y mortal.

“Lo que vamos a tener en el futuro no solo va a ser el chikunguña, sino una nueva serie de virus transmitidos también por insectos. A Colombia ya llegó el zika, y España ya tiene casos autóctonos de malaria, que anteriormente era importada de África”, dice.

Desde su especialidad, Guhl también anticipa un cambio importante en el desarrollo de parásitos (plasmodium) dentro de los insectos demostrado, por ejemplo, en la malaria. No solo se disminuye el desarrollo del ciclo del vector sino también lo hace más rápido en las glándulas salivares del insecto, de nuevo aumentando la transmisión.

En su edición de julio, la revista The Lancet señaló que entre los principales riesgos para la salud pública, causados por los daños ambientales, están la contaminación del aire que puede causar alergias y asma.

Además, según el mismo informe, las sequías podrían conducir a una disminución de la agricultura, escasez de alimentos y una pérdida de los ecosistemas podría impulsar plagas en contacto con los seres humanos.

“Cuando el cambio climático está enmarcado como un problema de salud, en lugar de ser simplemente un desafío ambiental, económico o tecnológico, se hace evidente que estamos frente a una situación que golpea en el corazón de la humanidad”, escribió el editor de The Lancet, Richard Horton.




El más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que los países en desarrollo serán los más afectados con el cambio del clima.

Además de las enfermedades mencionadas, mundialmente en el siglo XXI, las proyecciones del IPCC indican que la magnitud y severidad de los impactos negativos primarán. Dicha vulnerabilidad solo se podría reducir si a corto plazo se aplican y mejoran las medidas de salud pública básica como la disposición de agua limpia, saneamiento con vacunación y mejora de la pobreza.

Para el 2100, en el caso del escenario de altas emisiones, las proyecciones apuntan a que la combinación de una elevada temperatura y humedad, en algunas regiones durante ciertos períodos del año, afectarían actividades humanas como la producción de alimentos o la posibilidad de trabajar en exteriores.

La escasez de alimentos ocasiona desnutrición que en poblaciones al límite o con problemas previos de este tipo puede incrementar las infecciones de todo tipo por baja de las defensas. La gastroenteritis e infecciones respiratorias aumentan significativamente su incidencia y pueden tener desenlaces fatales en niños y ancianos.

Entre los pocos efectos positivos del fenómeno ambiental, el Grupo estima que haya pequeñas reducciones en la mortalidad y morbilidad relacionadas con el frío, donde sus poblaciones han sufrido tradicionalmente por las temperaturas extremas.

En Centroamérica y Suramérica

Germán Poveda, docente del departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín y miembro del (IPCC), advierte una preocupación por los umbrales tolerables en las temperaturas de las Américas tropicales.

Según el docente, los habitantes del trópico serán los más vulnerables a las enfermedades sensibles al clima, como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y leishmaniasis.

Como efecto del cambio climático sobre el nivel del mar, tal y como lo advirtió Poveda en un congreso mundial en Alemania sobre el tema, se pueden ver contaminadas las reservas de agua dulce y la salinización de los suelos.

En Colombia

Según el meteorólogo Max Henríquez Daza, los fenómenos del Niño en los últimos 65 años muestran que son erráticamente cíclicos, pero su comportamiento extremo, es decir, los calentamientos muy fuertes del Pacífico, conocidos como ‘super-Niños’, han venido mostrando unas tendencias ascendentes que podrían estar asociadas con el cambio climático.

El jefe de la Oficina de Gestión Territorial, Emergencias y Desastres del Ministerio de Salud, Luis Fernando Correa, considera que, concretamente en esta etapa del fenómeno en el país, hay tres grandes efectos.

Primero, las enfermedades de transmisión vectorial (dengue, malaria, chikunguña y el zika) pueden tener un incremento.

En segundo lugar, de acuerdo con el Ministerio, está el problema de la disponibilidad de agua potable, porque hay más de 200 municipios en el país con estas dificultades, por lo cual el Gobierno teme que aumente la transmisión de hepatitis y enfermedad diarreica aguda por contaminación de alimentos.

Tercero, aunque el fenómeno implique que hay una disminución de lluvias no significa que se acaben del todo y, en menor medida, puede haber inundaciones con las cuales habrá que estar atentos por la eventual aparición de infecciones respiratorias agudas e incrementos de los accidentes ofídicos por mordeduras de serpientes.

“Estamos haciendo la vigilancia epidemiológica para identificar el incremento inusual de algún brote de enfermedades asociadas al fenómeno del niño, pero, por ahora, desde los reportes del Instituto Nacional de Salud, no se ha evidenciado un impacto”, explicó Correa.

Claves para hacerle frente a las nuevas condiciones del clima

Información. Que esta se produzca y llegue a donde debe llegar, porque cuando la población recibe educación en salud de manera adecuada previene y hay sostenibilidad en acciones de control.

Compromiso municipal. Cuando no hay educación, vigilancia y monitoreo sostenidos del riesgo climático, los eventos sensibles al clima seguirán, más cuando una buena parte del país cuenta con la presencia, por ejemplo, del ‘Aedes aegypti’ y ausencia de agua potable.

Acciones. Se recomienda inversión en investigación sobre eventos sensibles al clima y en el desarrollo de un observatorio de clima y salud que permita tener evidencia científica en el país para mejorar el proceso de toma de decisiones en el sector. También es importante el trabajo inte rsectorial para lograr medidas de mitigación (energía renovable, transporte masivo, mantenimiento de fuentes hídricas) que permitan generar mejores condiciones de vida para la población y así mejorar los indicadores de salud.

Monitoreo. Mejorar la vigilancia de enfermedades sensibles al clima y monitorear las áreas que por cambio en la variabilidad del clima puede empezar a exponer a la población a el riesgo climático.

Atención en salud. Se hace necesario sensibilizar a los prestadores de servicios y profesionales de la salud en los efectos del riesgo climático con el fin de que las intervenciones de atención en salud estén acordes con incrementar las acciones de promoción, prevención e intervención para los factores de estrés ambientales.

Temperatura global de febrero alcanza un nuevo récord




Temperatura del mes superó en 1,35°C, promedio establecido entre 1951 y 1980.


Datos publicados por la agencia espacial estadounidense Nasa revelan que la temperatura global durante febrero alcanzó un nuevo récord.

Según la agencia, la temperatura global durante el segundo mes del año fue 1,35°C más alta que el promedio establecido ente 1951 y 1980, y que es usado como referencia.


Esa variación respecto al promedio es la más alta que se ha registrado hasta el momento, superando la marca establecida en enero de 2016, cuando la variación fue de 1,14°C.

Aunque el fenómeno de El Niño puede haber generado un aumento de las temperaturas, el registro de febrero también supera la marca establecida durante el paso de El Niño en 1998, que tuvo una potencia similar al actual.

Según indicó el periódico inglés The Telegraph, la variación en algunas zonas fue mayor respecto al promedio histórico, con 2,76°C en el hemisferio norte y 5,36°C en el Ártico.

La noticia llega poco después que se anunciara que 2015 fue el año más caluroso desde el inicio de los registros, con un aumento de 0,13°C respecto a 2014, que tenía el récord anterior.


Estudian riesgo de colapso en la mayor plataforma de hielo del mundo



Científicos investigan las causas del calentamiento de la parte oeste de la Antártida.


Un grupo de científicos integrados en la Expedición Antártica Chilena estudian estos días las posibilidades de un eventual colapso en la plataforma colindante con el Glaciar Unión, un paraje extremo situado a mil kilómetros del Polo Sur.

"El Glaciar Unión está en un punto colindante con la mayor plataforma marina de hielo de la Antártida. Si esta plataforma llegara a colapsar, esto tendría consecuencias climatológicas a nivel global", explicó el glaciólogo Francisco Fernandoy.


Fernandoy viaja estos días a ese lugar, situado a 79 grados de latitud sur y que desde el año pasado alberga el campamento base de la Estación Polar Científica, operada conjuntamente por el Instituto Antártico Chileno y las Fuerzas Armadas de este país.

La parte oeste de la Antártida se está calentando, tanto en la superficie, por la exposición al aire, como en la profundidad, en contacto con el mar, y lo está haciendo a tasas mucho más elevadas que las que se registran en el resto del planeta.

Los científicos están empeñados en descubrir a qué se debe este fenómeno y para ello Glaciar Unión ofrece unas excepcionales condiciones de estudio. Fernandoy confiesa su pasión por este paraje extremo, que conoció por primera vez el año pasado y que contrasta con las zonas frecuentadas por los científicos en la Península Antártida, donde el clima es mucho más cálido y húmedo.

"Ese lugar está alejado de todo, una vez que el avión nos deje allí, tendremos que ser autosuficientes", relató al describir esta expedición" que mezcla ciencia y aventura a partes iguales.

El hecho de que muy pocos científicos se hayan adentrado en esta remota zona del continente blanco hace que la información sea muy escasa.

"Allá no hay estación meteorológica, no hay gente viviendo. Las únicas observaciones proceden del espacio. Carecemos de datos en terreno que permitan verificar si la información captada por los satélites muestra lo que realmente está sucediendo", explicó.

Repetir el pasado

Fernandoy recuerda lo sucedido hace diez años con la barrera flotante de Larsen, una plataforma de hielo que se desprendió del continente antártico, lo cual produjo el desplazamiento hacia el mar de los glaciares que soportaba.

Glaciar Unión es hoy por hoy la mayor plataforma de hielo de la Antártica, que es lo mismo que decir la mayor del mundo, considerando que la del Ártico es estacional, dado que aparece en invierno y desaparece en verano.

"La diferencia es que estas plataformas de hielo marino que están adosadas a la Antártida sirven de tapón para que los glaciares que están sobre el continente no fluyan hacia el mar", detalló Fernandoy.

"Lo que preocupa a la comunidad científica es que la desaparición de este freno podría tener repercusiones climatológicas a nivel mundial", advirtió.

La mirada de los investigadores no sólo se posa en lo que puede suceder; también se dirige hacia los acontecimientos del pasado. A través de los residuos fósiles, los paleontólogos antárticos se afanan en reconstruir cómo era el continente blanco antes de que se separara de Sudamérica.

"Porque la Antártida en realidad se formó a partir de la unión de trozos de continente que se fueron aglomerando", detalló el glaciólogo.

En estos momentos, en Glaciar Unión los científicos están extrayendo testigos de hielo de unos veinte metros de longitud, unos fragmentos muy superficiales si se tiene en cuenta que el casquete de hielo en la Antártica puede llegar hasta los cuatro kilómetros de espesor.

Los testigos más antiguos que se han extraído hasta ahora tienen en torno a los 800.000 o 900.000 años, pero la comunidad científica está buscando zonas donde extraer fragmentos de hielo que registren una historia climática de un millón de años.

La Antártida es el único continente que no tiene habitantes naturales, y las pocas estaciones meteorológicas que hay están en las zonas costeras y guardan un registro de apenas medio siglo.

"Con esos datos no es posible determinar si los cambios que estamos observando ahora están ocurriendo de forma natural o son el efecto de la actividad del hombre". Por eso es necesario organizar expediciones científicas a lugares tan inhóspitos como Glaciar Unión.

"Necesitamos ir más allá, ver si estas tendencias de calentamiento vienen ocurriendo antes de que el hombre empezara a desarrollar actividades industriales o no. De ahí la importancia de investigar en terreno". "Podemos reconstruir y predecir lo que va a ocurrir en el futuro pero para hacer eso, primero tenemos que disponer de información certera y fidedigna de lo que ocurrió en el pasado", concluyó.

El deshielo del Ártico amenaza la seguridad y la salud global



Expertos hicieron un llamado para combatir el deshielo del Polo Norte y advierten sobre riesgos.


Con el lema "Lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico", científicos de Estados Unidos urgieron a los políticos a que presten atención al deshielo del Polo Norte por las amenazas que supone el cambio climático para la seguridad y salud global.

Científicos de todo EE.UU. acudieron a la Academia Nacional de las Ciencias (NAS, en sus siglas en inglés) en Washington para celebrar el "Día del Ártico Importa" ("Artic Matters Day"), una jornada de conferencias, discusiones y proyecciones.



Físicos, biólogos y ambientalistas compartieron los descubrimientos más recientes en un congreso abierto al público, ya que concientizar a los ciudadanos del problema era una de las metas del evento, financiado por las Naciones Unidas, así como por la NAS y la Comisión de Investigación del Ártico de EE.UU.


Urgir a los Gobiernos a tomar medidas efectivas contra el cambio climático, tales como la apuesta por las energías renovables o la inversión en investigación, constituyó otro de los principales objetivos de la jornada. Se trataba de "llevar la ciencia a los legisladores" y buscar "un encuentro con los gobiernos", en palabras del doctor Max Holmes, del centro de investigación Woods Hole, en Massachusetts.

Bajo la gran cúpula de la Academia, legisladores y políticos se mezclaron con miembros de la Marina, estudiantes de grado y de posgrado, viajeros, profesionales del turismo, ecologistas y simples ciudadanos preocupados por el planeta.

Las aproximaciones al Ártico fueron distintas pero el objetivo era el mismo: responder a la pregunta "¿por qué debería preocuparme por el Ártico?".

Las respuestas fueron variadas: desde problemas como la subida del nivel del mar, el incremento de las temperaturas o la extinción de algunas especies animales y vegetales, hasta amenazas de amplío alcance, como la seguridad nacional o la salud pública.

Los desajustes climáticos y los desastres naturales, como las grandes nevadas de otoño en el norte de EE.UU., la sequía de California o el huracán Sandy que golpeó en 2012 el país, son causados por el cambio climático, explicó la doctora Jennifer Francis, de la Rutgers University de Nueva Jersey.

"El calentamiento global produce el descenso de las temperaturas", comentó Francis a la audiencia, ya que, por paradójico que parezca, el deshielo del Ártico altera los flujos que modulan la temperatura y, como consecuencia, se extreman los climas.

No se trata de predicciones de científicos encerrados en sus despachos, sino del estudio empírico de profesionales tan aclamados como el doctor Richard Alley, de la Universidad del Estado de Pensilvania, uno de esos profesores que se calza botas y se hunde en la nieve hasta la cintura.

Con anécdotas propias y diapositivas con gráficos de colores, Alley ilustró una suerte de resumen de sus más de 260 estudios publicados. El experto explicó, por ejemplo, que el deshielo del Ártico entre 2003 y 2008 ha contribuido en 1,3 milímetros -más de un 40 por ciento- a la subida total del nivel del mar que se ha observado cada año.

El Departamento de Comercio de EE.UU. confirmó hace unos días que 2015 fue el segundo año más cálido de la historia, desde que se tienen registros oficiales.

"Las predicciones que son científicamente probables pueden ser un poco menos graves, un poco más graves o mucho más graves. Pero les aseguro que nunca serán mucho menos graves. Este será un invierno interesante", bromeó Alley. La celebración del evento en Washington, al que acudieron más de 400 personas, es especialmente significativa este año, ya que Estados Unidos preside entre 2015 y 2017 el Consejo del Ártico.

El Consejo es un fórum intergubernamental en el que están representados ocho países (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y EE.UU.). Las prioridades de la Presidencia de EE.UU. incluyen "hacer frente a los efectos del cambio climático, la seguridad en el Océano Ártico y su administración, y la mejora de las condiciones económicas y de vida para los pueblos del Ártico", según el Departamento de Estado.

El 40 % de la costa de Groenlandia está a salvo del deshielo



Esta zona del Ártico recicla agua para proteger las capas de hielo del calentamiento global.
Al menos el 40 por ciento de la costa de Groenlandia, en el Ártico, está a salvo del deshielo debido a un nuevo fenómeno detectado por un grupo de científicos de EE.UU., según un estudio publicado este lunes por la revista Science Advances.

El estudio, liderado por científicos de las universidades de Chicago, Colorado y Oregón, ha contado también con contribuciones internacionales de Francia, Dinamarca y Suiza.


A pesar del rápido deshielo del Ártico, el 40 por ciento de las regiones costeras de la capa de hielo de Groenlandia raramente experimenta el deshielo de la superficie, señala el informe.

El motivo es un proceso que los científicos han detectado por primera vez, por el que la naturaleza recicla el agua para proteger las capas de hielo del calentamiento global.

El fenómeno del reciclaje del agua, como lo llaman los científicos, se basa en la sublimación, proceso por el que el agua cambia del estado sólido al gaseoso sin pasar por el estado líquido. Mediante la sublimación, la humedad constante de esa zona se integra en la masa de hielo, protegiéndola así del deshielo.

Este descubrimiento puede cambiar la forma en que la comunidad científica entiende los procesos de deshielo y preservación del Ártico tanto en el estudio del pasado como en las proyecciones futuras, que son unas de las principales preocupaciones ambientales.

La subida del nivel del mar se debe, en un 40 por ciento, al deshielo del Ártico, según datos publicados a comienzos de este año en la Conferencia Anual del Ártico en la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, celebrada en Washington (EE. UU. )

La extensa capa de hielo de Groenlandia cubre aproximadamente el 80 por ciento de la superficie de ese territorio y es la segunda más grande del mundo, después de la capa de hielo antártica.

Aunque no se crea la contaminación le hacía bien al Ártico



Un colombiano lideró investigación que demostró cómo el dióxido de azufre evitó calentamiento allí.




La contaminación atmosférica en Europa ha servido para esconder los graves efectos del calentamiento global en el Ártico. No está leyendo mal. Este sorprendente hallazgo es el resultado de una investigación del colombiano Juan Camilo Acosta, estudiante de doctorado del Departamento de Ciencias Ambientales y Química Analítica de la Universidad de Estocolmo.

Él y un equipo de investigadores acaban de publicar un artículo con sus hallazgos en la prestigiosa revista ‘Nature Geoscience’, que demostrarían una nueva verdad acerca del derretimiento del hielo ártico.





Se trata de las acciones del dióxido de azufre, que es generado por las actividades humanas y proviene en su gran mayoría de la combustión de carbón para generación de energía. Este gas se ha convertido en un gran problema ambiental y de salud pública, pues contamina el aire. Basta con decir que es responsable de la muerte prematura de más de 3 millones de personas en el mundo cada año.

Además, es bien conocido porque se transforma rápidamente en ácido sulfúrico en la atmósfera por medio de reacciones químicas, convirtiéndose en el precursor de la temida lluvia ácida. Al formarse, este ácido tiende a condensarse formando partículas suspendidas en la atmósfera, también llamadas aerosoles, que reflejan parte de la radiación solar.

Efecto contrario

Por esta razón, a diferencia de los gases de efecto invernadero que calientan la Tierra como el dióxido de carbono o el metano, el dióxido de azufre termina enfriándola. Es entonces curioso que, siendo este contaminante tan nocivo para la salud y el medioambiente, su efecto en el clima haya sido el de disminuir el calentamiento global por emisiones de efecto invernadero observado en el polo Ártico de la Tierra.

“Las emisiones de dióxido de azufre han ido reduciéndose en las últimas décadas en Europa debido a políticas sostenibles de conversión a tecnologías de generación de energía más renovables (hídrica, eólica, solar). Las emisiones globales de dióxido de azufre llegaron a un máximo en los años 80 y han caído a la fecha en casi un 20 por ciento. A su vez, el efecto de enfriamiento en la atmósfera causado por los aerosoles ha disminuido, dejando al descubierto el verdadero y mayor calentamiento causado por gases de efecto invernadero”, asegura Acosta.

Las reducciones de dióxido de azufre en Europa en las últimas tres o cuatro décadas han entonces desenmascarado gran parte del calentamiento generado por los gases de efecto invernadero, contribuyendo a un rápido calentamiento de la región polar ártica.

Las implicaciones de perder permanentemente estas capas de hielo por el calentamiento por gases de efecto invernadero pueden ser graves: “El Ártico contiene grandes reservas de agua dulce en los glaciares del Groenlandia; el colapso parcial o total de estos glaciares por un aumento de la temperatura puede tener consecuencias irreversibles, tales como el aumento en el nivel del mar, lo que golpearía particularmente a poblaciones costeras vulnerables en todo el planeta. Es difícil saber con certeza absoluta cuál es el nivel de calentamiento que haría entrar al Ártico en este régimen irreversible. Lo cierto es que mientras más rápidamente se haga una transición a economías sostenibles con un uso bajo o nulo de combustibles fósiles, menor va a ser la probabilidad de transgredir estos límites”, señala el investigador.

Los descubrimientos del investigador Juan Camilo Acosta muestran, una vez más, cómo nuestras actividades locales están alterando el clima global.

El desconocimiento científico del calentamiento global es aún bastante extenso. Con pistas como estas es que poco a poco empezamos a entender el rompecabezas del cambio climático, y cómo la solución de algunas problemáticas desnuda e intensifica otros desafíos ambientales.

Ojalá no sea demasiado tarde para entenderlos.

La frenética transformación del mundo




Con el calentamiento global, el cambio más importante es la capacidad para alterar la biología.




       Moisés Naím


El mundo está cambiando a una velocidad que nos es difícil procesar, interpretar y digerir. Más difícil aún es anticipar sus consecuencias. Todos sabemos que el mundo está cambiando, pero la velocidad es tal que es fácil perder de vista la magnitud de estos cambios.

Un reporte del banco Goldman Sachs ofrece una arbitraria pero reveladora muestra cuantitativa de los cambios que ocurrieron entre el 2010 y el 2015.



En ese periodo, la oferta mundial de petróleo aumentó 11 por ciento y su precio cayó en 60 por ciento. El precio del hierro bajó aún más, 77 por ciento, y el de la comida, 30 por ciento. ¿Qué precios aumentaron? Entre otros, los del cacao (+11 por ciento) y el litio (+27 por ciento). Estas subidas son impulsadas por la demanda de una nueva y más numerosa clase media que come más chocolate y compra más teléfonos móviles con baterías de litio. La penetración de estos teléfonos pasó de un 19 por ciento de la población a un enorme 75 por ciento, y los precios de la telefonía celular cayeron en 58 por ciento. Pronto, casi toda la humanidad tendrá acceso a telefonía móvil, lo que contribuirá a la ya muy veloz digitalización de la vida cotidiana. En el 2010, Facebook tenía 600 millones de usuarios activos al mes.

Hoy, 1.600 millones de personas lo usan mensualmente. YouTube recibía 24 horas de videos cada minuto, mientras que el año pasado recibió 400 horas por minuto. En eBay se vendían 6 trajes por minuto en el 2010, y ahora se venden 90; el número de viajeros que se alojaron en habitaciones y casas ofrecidas vía Airbnb saltó de 47.000 a 17 millones. Los artículos disponibles en Wikipedia aumentaron en 20 millones (de 17 a 37).

En esos cinco años también se produjo una revolución energética. No solo se desplomó el precio del petróleo y EE. UU. superó a Arabia Saudita y Rusia como productor de crudo. El precio de una bombilla led cayó 78 por ciento; el de una batería de Li-Ion, en 60 por ciento; y el costo de la energía solar, en 37 por ciento. La eficiencia en el uso de combustible de un camión Ford (F150) aumentó en 29 por ciento. En el 2010, la compañía más valiosa del mundo era Petrochina. En el 2015 fue Apple.

También ocurrieron profundos cambios en el mundo del trabajo. Los salarios siguieron estancados en los países más avanzados, mientras que en China aumentaron en un 54 por ciento. Muchos piensan que el desempleo y los bajos salarios se deben a la automatización y a que los robots están desplazando a los trabajadores. En efecto, en EE. UU. el número de robots industriales vendidos en los últimos cinco años creció en 89 por ciento. Pero el número total de robots en uso es aún muy bajo, y el impacto sobre el empleo todavía no es significativo. Pero lo será.

Y esta preocupación por empleos e ingresos lleva a señalar otros cambios importantes que ocurrieron en el pasado quinquenio. La desigualdad económica siempre ha existido, pero en los últimos 5 años adquirió una enorme visibilidad. Entre otras cosas, porque si bien a nivel mundial la desigualdad disminuyó, en los países más avanzados aumentó, por lo que se convirtió en un tema central del debate nacional en todas partes, lo cual es bueno. El peligro, por supuesto, es que este tema en manos de demagogos suele llevar a la adopción de políticas que en vez de reducir las inequidades las aumentan. Pero, sin duda, este problema requiere urgente y eficaz atención.

Otro informe recién publicado también arroja interesantes luces sobre las grandes transformaciones en curso. Por los pasados diez años, el Foro Económico Mundial prepara su Reporte Anual de Riesgos Globales. El Reporte se basa en las percepciones que 750 reconocidos expertos de diferentes ámbitos y países tienen sobre los principales riesgos que enfrenta el mundo. Por varios años, la crisis económica mundial ocupó el primer lugar entre las preocupaciones de los expertos. Ya no. En la edición de este año, el cambio climático (que en los últimos tres años estuvo entre los 5 mayores riesgos) llega al primer lugar como el más grave y el de mayor impacto entre todos los riesgos contemplados. Le siguen la proliferación de armas de destrucción masiva, los conflictos por la escasez de agua y los masivos movimientos migratorios involuntarios. Señala el informe que hoy ya hay 60 millones de personas involuntariamente desplazadas (de ser un país, los refugiados serían el 24.° más poblado del planeta). El reporte también le da mucha importancia a la cibercriminalidad, que ya causa 445.000 millones de dólares de pérdidas anuales y crece a gran velocidad.

Pero quizás, junto con el calentamiento global, el cambio más importante de los últimos años es el aumento de nuestra capacidad para alterar la biología. En el 2010 el costo de especificar la secuencia de un genoma era de 47.000 dólares. Cinco años más tarde cayó a 1.300 dólares. Y sigue bajando.