viernes, 24 de junio de 2016

La frenética transformación del mundo




Con el calentamiento global, el cambio más importante es la capacidad para alterar la biología.




       Moisés Naím


El mundo está cambiando a una velocidad que nos es difícil procesar, interpretar y digerir. Más difícil aún es anticipar sus consecuencias. Todos sabemos que el mundo está cambiando, pero la velocidad es tal que es fácil perder de vista la magnitud de estos cambios.

Un reporte del banco Goldman Sachs ofrece una arbitraria pero reveladora muestra cuantitativa de los cambios que ocurrieron entre el 2010 y el 2015.



En ese periodo, la oferta mundial de petróleo aumentó 11 por ciento y su precio cayó en 60 por ciento. El precio del hierro bajó aún más, 77 por ciento, y el de la comida, 30 por ciento. ¿Qué precios aumentaron? Entre otros, los del cacao (+11 por ciento) y el litio (+27 por ciento). Estas subidas son impulsadas por la demanda de una nueva y más numerosa clase media que come más chocolate y compra más teléfonos móviles con baterías de litio. La penetración de estos teléfonos pasó de un 19 por ciento de la población a un enorme 75 por ciento, y los precios de la telefonía celular cayeron en 58 por ciento. Pronto, casi toda la humanidad tendrá acceso a telefonía móvil, lo que contribuirá a la ya muy veloz digitalización de la vida cotidiana. En el 2010, Facebook tenía 600 millones de usuarios activos al mes.

Hoy, 1.600 millones de personas lo usan mensualmente. YouTube recibía 24 horas de videos cada minuto, mientras que el año pasado recibió 400 horas por minuto. En eBay se vendían 6 trajes por minuto en el 2010, y ahora se venden 90; el número de viajeros que se alojaron en habitaciones y casas ofrecidas vía Airbnb saltó de 47.000 a 17 millones. Los artículos disponibles en Wikipedia aumentaron en 20 millones (de 17 a 37).

En esos cinco años también se produjo una revolución energética. No solo se desplomó el precio del petróleo y EE. UU. superó a Arabia Saudita y Rusia como productor de crudo. El precio de una bombilla led cayó 78 por ciento; el de una batería de Li-Ion, en 60 por ciento; y el costo de la energía solar, en 37 por ciento. La eficiencia en el uso de combustible de un camión Ford (F150) aumentó en 29 por ciento. En el 2010, la compañía más valiosa del mundo era Petrochina. En el 2015 fue Apple.

También ocurrieron profundos cambios en el mundo del trabajo. Los salarios siguieron estancados en los países más avanzados, mientras que en China aumentaron en un 54 por ciento. Muchos piensan que el desempleo y los bajos salarios se deben a la automatización y a que los robots están desplazando a los trabajadores. En efecto, en EE. UU. el número de robots industriales vendidos en los últimos cinco años creció en 89 por ciento. Pero el número total de robots en uso es aún muy bajo, y el impacto sobre el empleo todavía no es significativo. Pero lo será.

Y esta preocupación por empleos e ingresos lleva a señalar otros cambios importantes que ocurrieron en el pasado quinquenio. La desigualdad económica siempre ha existido, pero en los últimos 5 años adquirió una enorme visibilidad. Entre otras cosas, porque si bien a nivel mundial la desigualdad disminuyó, en los países más avanzados aumentó, por lo que se convirtió en un tema central del debate nacional en todas partes, lo cual es bueno. El peligro, por supuesto, es que este tema en manos de demagogos suele llevar a la adopción de políticas que en vez de reducir las inequidades las aumentan. Pero, sin duda, este problema requiere urgente y eficaz atención.

Otro informe recién publicado también arroja interesantes luces sobre las grandes transformaciones en curso. Por los pasados diez años, el Foro Económico Mundial prepara su Reporte Anual de Riesgos Globales. El Reporte se basa en las percepciones que 750 reconocidos expertos de diferentes ámbitos y países tienen sobre los principales riesgos que enfrenta el mundo. Por varios años, la crisis económica mundial ocupó el primer lugar entre las preocupaciones de los expertos. Ya no. En la edición de este año, el cambio climático (que en los últimos tres años estuvo entre los 5 mayores riesgos) llega al primer lugar como el más grave y el de mayor impacto entre todos los riesgos contemplados. Le siguen la proliferación de armas de destrucción masiva, los conflictos por la escasez de agua y los masivos movimientos migratorios involuntarios. Señala el informe que hoy ya hay 60 millones de personas involuntariamente desplazadas (de ser un país, los refugiados serían el 24.° más poblado del planeta). El reporte también le da mucha importancia a la cibercriminalidad, que ya causa 445.000 millones de dólares de pérdidas anuales y crece a gran velocidad.

Pero quizás, junto con el calentamiento global, el cambio más importante de los últimos años es el aumento de nuestra capacidad para alterar la biología. En el 2010 el costo de especificar la secuencia de un genoma era de 47.000 dólares. Cinco años más tarde cayó a 1.300 dólares. Y sigue bajando.

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